jueves, 6 de junio de 2013

¡No Chilles!

Todos hemos sido llorones en algún momento de nuestra vida, mentiroso el que diga que no. Sea cual sea la razón, la vida, la suerte, la pareja, la mascota, la muerte del abuelo, que no ganaste la lotería, que perdió la selección nacional; todos hemos derramado unas cuantas gotas provenientes del saco lagrimal. Hasta esta pequeña momia llora, pero en seco, eso es discreción, lo contrario a las viudas que que se sueltan llorando en el entierro del marido, o la novia que parece que tiene fugas en los ojos cuando se entera de que su novio anda teniendo sexo con otra; totalmente ridículo. Sigan todos el ejemplo de la momia, llora todo lo que quieras, por el tiempo que quieras, pero no hagas escándalo (aunque hayas llorado por más de 100 años). Momia de Guanajuato. Tiza y carboncillo.