Son muchos los rostros desfigurados, asimétricos, deformes, hinchados, mal hechos, con exceso de carne o tejido adiposo. Pero al final de todo, cada uno de ellos son las barras, tablas y tornillos que componen el andamiaje facial, el nuevo retrato de la "sociedad moderna", aparentemente tolerante y extrovertida. Las caras nos elevan hasta confines humanísticos increíbles. Estilógrafo sobre papel.
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